La misma burocracia a la que se le achaca el retroceso del emprendimiento en España, hace que ese mismo concepto de emprendimiento, aunque lo limitemos a un sinónimo de autoempleo, sea difícil de acotar en España.
Emprendedor es un autónomo, un freelance, un socio de una cooperativa o el impulsor de una start up, pero cada uno de ellos tienen una consideración diferente ante la Seguridad Social, lo cual conlleva obligaciones y ayudas diferentes.
Este artículo no pretende analizar cada una de ellas, pero sí recalcar que el marco emprendedor es complejo y, a pesar de la reforma permanente en este ámbito, sigue siendo poco atractivo para 84 de cada 100 profesionales.
Este dato es el reverso de la tasa de emprendimiento o autoempleo de nuestro país, que se quedó en el 15,65% en 2020, según la medición de EUROSTAT. Esto supone el octavo puesto de los veintisiete.
Esto nos sitúa a mucha distancia de otros campeones de desempleo en 2020 como Grecia e Italia, pero también de Polonia o Países Bajos, que resistieron relativamente mejor la pandemia. Por contra, supera la de economías como Francia, Alemania, Finlandia, Suecia o Dinamarca.
Qué pasa con los mayores de 45 años
En el gráfico se aprecia también que la tasa de emprendimiento entre los ocupados de 45 años es mayor, en todos los países.
En España alcanza los 19,85%, una diferencia de 4,2 puntos porcentuales con la tasa total que nos situamos en el noveno puesto de la UE
La diferencia entre la tasa de autoempleo global y la de los mayores de 45 oscila en el resto del continente entre los 8,45 puntos de Grecia y los 0,57% de Lituania.
Una España cada vez menos emprendedora
Se puede objetar que estos datos corresponden a la pandemia, un momento marcado no sólo por una intensa destrucción de empleo sino por los intensos confinamientos en nuestro país a la hora de hacer trámites.
Pero los datos de España muestran un leve incremento de la tasa de emprendimiento de 4 décimas para la global y de 2 para la de mayores de 45 años.
Sin embargo, al analizar la serie histórica, que comienza en 1986, vemos que este repunte no compensa la caída del emprendimiento anotado desde 1986.
Un descenso que ha sido mucho más lineal en el caso de los mayores de 45 años, pese a que a partía de su tasa de emprendimiento era 11,6 puntos superior en 1986.
En este sentido, la evolución de los últimos años parece haber absorbido el impacto de medidas como la tarifa plana introducida en 2012.
Un emprendimiento sin expectativas
Según los datos de Seguridad Social correspondientes al primer trimestre de 2021, más del 55,4 de los autónomos llevan más de 5 años en alta.
Y sólo el 14,3% cotizan por la base mínima. Ese porcentaje aumenta por la edad, pero no demasiado: apenas alcanza el 26% a partir de los 55 años.
Estas cifras determinan la expectativa de futura pensión y protección social.
Y explican que, aunque el 74% de los autónomos tengan más de 40 años, esta cifra corresponda más a veteranos que a nuevas incorporaciones al tejido emprendedor entre los que buscan nuevos horizontes profesionales.
La incertidumbre de montar un negocio parece ser, a día de hoy, mayor que la de un mercado laboral, aunque castigue a los mayores de 45 años con una intensidad sin precedentes.