Con motivo de la presentación del estudio «Sociedades fuera de las metrópolis: el papel de las organizaciones de la sociedad civil para combatir el populismo», que ha tenido lugar estte 20 de febrero de 2019 en Bruselas, el Grupo Diversidad Europa del CESE pasó revista al auge del populismo en la UE y analizó cómo y por qué ha surgido, destacando el papel esencial que puede desempeñar la sociedad civil en la lucha contra este fenómeno.
El populismo en la UE registra en la actualidad sus cotas más altas desde la década de 1930. El voto populista en los Estados miembros de la UE se sitúa actualmente, de promedio, en el 24 %, frente al 8,5 % en 2000. Populistas de derechas o de izquierdas forman parte de numerosos gobiernos europeos, mientras que, en otros Estados miembros, influyen también en la agenda política como miembros de la oposición, lo que obliga a los partidos moderados a adoptar políticas extremistas. En este contexto, el euroescepticismo es a menudo el resultado directo del resentimiento populista.
El progreso económico y la estabilidad social están llamados a desempeñar un papel esencial para acabar con las preocupaciones de las que se nutre el euroescepticismo, pero estos factores por sí solos no son suficientes. Las organizaciones de la sociedad civil tienen que actuar para transmitir un mensaje positivo sobre el valor y la importancia de Europa y para acercarla a sus ciudadanos. «Preservar la democracia liberal es asunto de todos», afirmó Arno Metzler, presidente del Grupo Diversidad Europa del CESE. «Creo que la única manera de contrarrestar el populismo es a través de nuestro sistema democrático, el mismo que los populistas intentan socavar. La UE no solo debe hablar con los ciudadanos, sino que debe escuchar activamente y entablar un diálogo. La sociedad civil europea debería ayudar a la Unión a llegar a los ciudadanos, previniendo y limitando de este modo el atractivo de los partidos populistas», añadió.
Los estudios en la materia muestran que el declive económico, la inestabilidad social y los limitados niveles de educación son algunos de los factores más significativos que explican el creciente apoyo a los populistas en toda la UE. Sin embargo, también hay que tener en cuenta otras cuestiones más complejas e interdependientes, como el deseo de preservar el statu quo y la necesidad de proteger los valores tradicionales, las culturas homogéneas o las identidades particulares.
El estudio fue un encargo del Grupo Diversidad Europa al Servicio Europeo de Acción Ciudadana (ECAS) y consistió en una amplia investigación documental, dos análisis estadísticos, 616 respuestas a encuestas, tres grupos temáticos y 54 entrevistas detalladas con organizaciones de la sociedad civil y expertos. Compara dos regiones con un índice elevado de voto populista en cuatro países de la UE: en cada caso, una de las regiones se encuentra en el extremo inferior de la escala y la otra en el extremo superior:
«El populismo y el euroescepticismo han de combatirse, en primer lugar, a nivel nacional», concluyó el Sr. Metzler. «Como miembros del CESE, tenemos una doble responsabilidad: intensificar nuestras actividades para vincular los niveles europeo y nacional, y colaborar más estrechamente. Solo reforzando las redes, explicando mejor el importante papel de Europa y acercándola más a sus ciudadanos podremos contribuir a reducir los temores infundados de que los populistas tengan éxito en sus manipulaciones».
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