jueves,18 agosto 2022
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32 años como bibliotecario musical, ex presidente de AEDEM

J. C. Gosálvez: «La buena música ya está a disposición de todo el mundo»

Maestro Ciruela
José Carlos Gosálvez Lara, madrileño y bibliotecario, funcionario del cuerpo facultativo, con 32 años en la profesión; estudio Historia Moderna en la Universidad Complutense, Archivística y Biblioteconomía (en la antigua Escuela de Documentalistas de la BNE, ya desaparecida) y también estudio Violonchelo.

 ¿En qué consiste tu trabajo?

Mi trabajo se ha desarrollado siempre dentro de la especialidad de música, y he tenido la fortuna de trabajar en las que probablemente sean las dos mejores bibliotecas españolas: dirigí durante once años la Biblioteca del Real Conservatorio Superior de Madrid y actualmente soy responsable del Departamento de Música de la BNE. He presidido la asociación profesional AEDOM y tengo bastantes trabajos publicados dentro de mi especialidad, entre los que destaca la monografía "La edición musical española hasta 1936" (1995)

¿Que diferencias hay entre la música que llega hoy a la Biblioteca Musical de la BNE en relación a la que llegaba hace treinta y cuarenta años? ¿Qué es lo que ha cambiado?

Ha habido muchos cambios, tanto en los recursos de la Biblioteca (a pesar de que no estemos en situación ideal, ahora disponemos de mayor plantilla y de un presupuesto también mucho mayor) como en la producción y el consumo musical de la sociedad española. Antes había en España una potentísima industria discográfica, centrada especialmente en la música pop, que dejaba en la Biblioteca muchos miles de nuevos ingresos al año por depósito legal, aunque en aquel momento no podíamos procesarlo al completo por falta de personal. En aquella época la colección del Departamento era más restringida y tenía un carácter mucho más local; ahora la producción de registros sonoros ha disminuido enormemente, la industria discográfica es tan solo una sombra de lo que fue, pero en contrapartida recibimos regularmente desde principios de los años ochenta una enorme producción audiovisual y hemos incrementado los ingresos por compra de ediciones extranjeras y por donación.

Hace treinta años había en España una producción editorial muy modesta de partituras, casi todo lo más interesante se producía y sigue produciéndose en otros países (Alemania, Austria, Francia, Italia, etc.), pero entonces la Biblioteca apenas podía comprar ediciones extranjeras; ahora el depósito legal de partituras representa solo una pequeña parte de lo que ingresa anualmente en nuestra Biblioteca; podemos decir con orgullo que nuestra colección actual de música es muchísimo más rica y tiene el nivel de las mejores bibliotecas del mundo. En estos años hemos hecho un esfuerzo enorme para adquirir colecciones de interés musicológico, atraer donaciones de músicos y coleccionistas, mantener el proceso técnico del depósito legal de música, digitalizar y controlar perfectamente la colección histórica y sacar adelante la catalogación retrospectiva, pero para conseguirlo hemos tenido que acudir a la externalización de algunos servicios. También en estos últimos años hemos vivido enormes cambios en el uso que la sociedad hace de las bibliotecas y una auténtica revolución en el trabajo bibliotecario, con la catalogación automatizada, la digitalización, el desarrollo espectacular de las nuevas tecnologías y la irrupción de Internet, con todas las gigantescas posibilidades que se abren cada día.

¿Que piensas sobre la afirmación "La buena música sigue siendo un lujo"?

Me parece absurda, porque nunca antes había podido acceder tanta gente a tan buena música y con tanta facilidad. La música de calidad está a disposición de todos, solo hay que buscarla, dentro de todos los géneros, épocas y estilos, tan solo hay que descubrirla y disfrutarla. El problema es que hoy día existe una enorme y monstruosa producción comercial de "música basura", promovida y difundida continuamente por todos los medios de comunicación, públicos y privados, y que en realidad tiene muy poco que ver con la música, si la entendemos como expresión artística y no como producto de usar y tirar. La avalancha de basura, que nos cuelan como música, embota los sentidos y dificulta enormemente la búsqueda de la calidad; creo que no podemos conformarnos con lo que nos echen, tenemos que afinar el sentido crítico, aprender a reconocer el talento y a rebuscar en el vertedero tratando de encontrar las pepitas de oro que están sepultadas. Cualquier persona con sensibilidad, independientemente de su formación, nivel económico, procedencia o clase social puede disfruta de la buena música, solo tiene que hacer el esfuerzo de buscarla y reconocerla. Resulta demagógico decir que la música clásica es elitista, y no olvidemos que muchas composiciones sublimes de Bach o de Mozart fueron escuchadas por primera vez en iglesias que ocupaban humildes artesanos y campesinos analfabetos y que, precisamente, para ellos fueron compuestas; a mi entender, el auténtico elitismo consiste en considerar que la mayor parte de la ciudadanía está embrutecida, nunca sabría apreciar lo bueno y solo puede disfrutar con la bazofia y la pachanga.

¿Qué crees que aporta la formación musical a escolares, bachilleres y universitarios?

Precisamente el conocimiento de la historia de la música, el descubrimiento de la enorme variedad que encierra el arte musical, la posibilidad de oír piezas que de otra manera no habríamos escuchado, la experiencia auditiva y la capacidad de discernir, con algún criterio técnico, entre lo bueno y lo malo. En esto, como en todo, las autoridades educativas tendrían que fomentar siempre el conocimiento, el cultivo de nuestra sensibilidad y la formación de un espíritu crítico que nos permita juzgar con independencia el valor de las cosas. Me temo que no siempre es así.

¿Qué diferencias encuentras, por ejemplo, entre la formación musical en España y la que se pueda impartir en países como Austria, Alemania o Rusia?

Aunque conozco a muchas personas que han estudiado música en esos países, no tengo experiencia personal en el asunto. Por lo que me cuentan, y por lo que he podido comprobar, la formación musical en esos países es muy rigurosa desde el punto de vista técnico y se basa, además, en una intensa disciplina de estudio. Aunque la enseñanza musical tiene en nuestro país muchas carencias, repetidamente señaladas, también quiero decirte que, si echamos la vista atrás, veremos que hemos mejorado en muchos aspectos en los últimos años (por ejemplo, con la aparición de las escuelas municipales de música que ahora están siendo desmanteladas) y puedo asegurarte que conozco a muchos y excelentes profesores españoles con gran formación que están llenos de moral y entusiasmo pedagógico, y que intentan cada día elevar el nivel de nuestra enseñanza.

¿Qué personas reconocidas visitan habitualmente la Biblioteca Musical?

Muchos músicos prácticos e investigadores, sobre todo estos últimos. Creo que habrá muy pocos intérpretes de repertorios históricos españoles que no hayan acudido a nuestras fuentes, de manera directa (en forma presencial), o indirectamente, a través de la Web o de cualquier otro medio. Pasa lo mismo con los profesores de universidades y conservatorios superiores españoles: habrá muy pocos que no nos hayan visitado al menos en alguna ocasión o que no hayan utilizado los recursos que ofrecemos. También hemos tenido visitas de importantes personalidades internacionales, como Umberto Eco

¿Qué ha cambiado en la música la informática, las telecomunicaciones y en general todas las nuevas tecnologías asociadas?

Quizá no sea la persona más adecuada para hablar de esto, aunque en las preguntas anteriores ya han ido saliendo algunas ideas sobre el asunto. Los nuevos medios de comunicación y los avances tecnológicos han transformado radicalmente todo: las formas de producción cultural, los circuitos de distribución, las modalidades de circulación y consumo de la música y muchísimas cosas más. En el mundo bibliotecarios han facilitado el que podamos compartir cada vez más las colecciones y los trabajos de proceso técnico, y que las bibliotecas de todo el mundo, grandes o pequeñas, funcionemos cada vez más como un sistema. Creo que las nuevas tecnologías son un medio maravilloso, herramientas de valor incalculable que nos permiten acceder a una cantidad inmensa de conocimiento y al disfrute de miles de obras de arte. No obstante, es muy importante tener siempre presente que son solo eso, un instrumento, y que tenemos que saber aprovechar bien todas sus ventajas evitando la tentación de mitificarlas en exceso, llevados por la fascinación que nos producen.

Cuando hablamos de las nuevas tecnologías y de los nuevos medios de comunicación siempre hacemos hincapié en la cantidad de información que nos acercan y, precisamente por eso, por esa gran cualidad, es más necesaria que nunca la formación cultural que permita tener muy claros los criterios personales de selección; para mí el fin último no puede quedarse en un simple manejo de herramientas, siempre tiene que basarse en la capacidad de disfrute y en la asimilación de los contenidos que nos facilitan los nuevos medios.

¿Contenido de la Biblioteca Musical de la BNE y servicios?

Sería muy largo de contar. El Departamento de Música y Audiovisuales de la BNE conserva cerca de un millón de documentos, entre monografías sobre música, partituras, registros sonoros y grabaciones audiovisuales; en definitiva, la mayor colección de España en la especialidad y una de las mayores del mundo, con representación muy significativa del patrimonio musical y audiovisual conservado en nuestro país. Los fondos históricos proceden de la antigua Real Biblioteca, Desamortizaciones, importantes donaciones particulares en el siglo XIX, como la del compositor Francisco Barbieri y, más modernamente, con un gran número de obras ingresadas en cumplimiento del depósito legal.

Como ya he contado, la Biblioteca hace además enorme esfuerzo de compra de fondo moderno y antiguo y recibe importantes donaciones de archivos y colecciones particulares. Todas las épocas y géneros están muy bien representados en nuestras colecciones, desde los códices medievales (entre ellos una de las fuentes más importantes de las Cantigas de Alfonso X El Sabio), hasta importantes incunables de música y las últimas tendencias musicales en grabaciones sonoras y audiovisuales.

Más de treinta mil obras del fondo histórico, entre partituras, libros y registros sonoros, ya están disponibles en soporte digital a través de la página Web de la BNE en Biblioteca Digital Hispánica

¿Qué entidades, asociaciones, instituciones etc. son usuarias habituales?

La Biblioteca Nacional de España es siempre referencia obligada para todo el que quiere hacer una investigación sobre un tema musical o quiere reunir un repertorio para interpretarlo. No obstante, desde hace mucho tiempo observamos que tanto nuestras ricas colecciones como otras igualmente importantes de la Biblioteca no son tan utilizadas como merecerían. La Biblioteca Nacional de España cumple diligentemente con su misión de reunir, catalogar y preservar nuestro patrimonio bibliográfico, pero quizá falta todavía mucho trabajo por hacer, especialmente en departamentos como el nuestro y en materia de difusión de las colecciones y de información a usuarios potenciales, muchos de los cuales no utilizan nuestros servicios porque, sencillamente, desconocen su existencia, porque ignoran la enorme riqueza que atesoramos y las posibilidades de uso que podrían obtener.

Conozco varios casos de músicos que se ha desplazado fuera de España a consultar bibliotecas extranjeras, y que han hecho inversiones importantes para conseguir materiales que teníamos catalogados y disponibles en nuestro Departamento, a pocos metros de donde ellos residían.

¿Alguna cuestión que se haya quedado en el tintero?

Podríamos seguir hablando durante horas, porque sobre la Biblioteca hay mucho que decir y, por otra parte, el momento de crisis económica y de cambios sociales que estamos viviendo es muy estimulante y genera multitud de incertidumbres, que cada cual vive como puede, en forma de temores o de esperanzas de futuro. En nuestra profesión todos nos damos cuenta de que hay que cambiar muchas cosas para adaptarnos a la actual demanda social, pero también somos conscientes de la responsabilidad que supone cumplir, como llevamos haciendo desde hace tres siglos, con nuestra misión fundamental de acrecentar y defender el patrimonio de todos. Está claro que estamos al final de una época y al principio de otra que todavía no sabemos como será; algunos colegas creen que la profesión de bibliotecario desaparecerá, como desapareció la de arriero o la de deshollinador, pero la mayoría no somos tan pesimistas y consideramos que, como expresa la palabreja de moda, tan solo tendremos que "reinventarnos".

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