Según publica EL PAIS, "la Constitución obliga a que los cambios en la Corona se realicen a través de una ley orgánica: Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica, señala el artículo 57.5.".
Dicha Ley necesita de una mayoría absoluta para salir adelante, por lo que el Gobierno y el Congreso harán una lectura única el martes de la próxima semana. Posteriormente, faltará la aprobación final del Senado.
Según ha declarado en EL PAIS el director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Benigno Pendás, "la ley será muy breve, probablemente con un único artículo, que incluirá el escrito de abdicación, que debe estar refrendado por el presidente del Gobierno y regulará el proceso por el que don Juan Carlos deja el trono a su hijo, el príncipe Felipe".
El relevo entre padre e hijo terminará con el juramento del Príncipe ante el Congreso y el Senado y su proclamación como Felipe VI.
La decisión llega en el peor momento de la Monarquía
Aunque la noticia sorprendió al país ayer lunes, fuente de la Casa del Rey han asegurado a los medios que Don Juan Carlos tomó la decisión el 5 enero, cuando cumplió 76 años.
Primero se lo comunicó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y posteriormente a Alfredo Pérez.
Según el monarca afirmó ayer en su discurso televisado
"Una nueva generación reclama el papel protagonista para afrontar con renovada intensidad los desafíos". Una decisión que llega en uno de los peores momentos para la imagen de la Monarquía.
Según el CIS, la consideración de la ciudadanía por la Corona pasó del 3,68 de 2013 al 3,72 de la última encuesta de abril, convirtiéndose en la sexta institución mejor valorada por los españoles.